Cine y TV en cuarentena 2020 (Parte 5)

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Athlete A (2020)

Ahh los atletas olímpicos, tal vez el mainstream solo los toma en cuenta cada cuatro años, pero por un corto tiempo los admiramos y nos asombramos de su talento, disciplina y fuerza excepcional… y resulta que también pueden ser víctima de abuso sexual y psicológico sistemático. Este documental de Netflix presenta el caso del United States Olympic Committee, que por más de veinte años permitió y encubrió al doctor Larry Nassar y sus prácticas deplorables hacia gimnastas menores de edad.

Además de explorar el daño psicológico que sufrieron las chicas, Athlete A nos hace preguntarnos qué tan ético es hacer pasar a los niños por entrenamientos tan duros con tal de obtener el primer lugar en algo. La búsqueda del poder y competencia extrema permiten el abuso como herramienta y las cosas pueden fácilmente escalar a situaciones como la que vemos aquí. Al menos al final hay cierta resolución satisfactoria, pero el daño ya está hecho.

¿Vale la pena? Sí, si quieres frustrarte conociendo la verdad sobre otra institución que abusa de menores.

Mignonnes(2020)

Probablemente esta sea la película más controversial del año debido a la exageradísima reacción en contra por parte de grupos conservadores en Estados Unidos, particularmente el Partido Republicano y sus aliados. Ya escribí mi opinión sobre la polémica y los temas de la película, pero resumidamente podemos decir que se trata de otro intento más de gente cristiana queriendo crear pánico social y evadir hablar críticamente sobre la sexualidad y problemas estructurales de la sociedad que afectan a las infancias, porque “qué flojera” básicamente.

Mignonnes/Cuties es una película coming of age modesta interesada en retratar un realismo social en vez de melodrama. El conflicto principal es mayormente interno/psicológico y la directora se vale del simbolismo visual para retratar el estado mental y emocional de la protagonista Amy.

La película está bien lograda en todos los sentidos, pero mayor fortaleza es la osada crítica social que presenta. El final algo abrupto y no resuelve todos los cabos sueltos por completo, casi como si quisiera que pensaras sobre los temas y realizaras un ejercicio crítico sobre lo que acabas de ver.

¿Vale la pena? Sí. La crítica social es muy efectiva y necesaria en estos tiempos. Pero si crees que algunas tomas de niñas twerkeando o expresando curiosidad sexual natural acorde a su edad es equivalente a pornografía infantil, esto no es para ti.

Relic (2020)

Una madre e hija deben ir a casa de la abuela cuando esta última ha desaparecido durante un episodio de demencia. Cuando la anciana regresa, la familia siente que algo no está bien y poco a poco una oscura presencia tomará el control del entorno. Lo que sigue es un intenso viaje emocional de una familia lidiando con una enfermedad degenerativa. Si has pasado por una situación similar, esta película pega muy duro.

Aunque el aspecto sobrenatural es muy ambiguo, el suspenso y la ambientación sí están muy bien logradas. El tercer parece una sucesor espiritual del terror psicológico de Silent Hill, con un final que es de alguna manera tan perturbador como conmovedor. Relic funciona a nivel temático-metafórico porque captura perfectamente lo emocionalmente complicado y agotador que es lidiar con la muerte inminente de un ser querido. Lo más inquietante es que tarde o temprano todos pasaremos (algunos más de una vez) por algo así en algún momento de nuestras vidas…

¿Vale la pena? Sí, si buscas algo perturbador más que de terror.

Rewind (2020)

Existe una creencia arraigada en nuestra sociedad que por default las familias son el único espacio completamente seguro para los niños. Este documental autobiográfico de Sasha Joseph Neulinger es sumamente poderoso porque desafía esta idea y nos hace repensarla. A partir de videos caseros familiares, Sasha reconstruye la dolorosa historia del abuso sexual que sufrió durante su infancia por parte de varios miembros de su propia familia.

Rewind expone cómo los depredadores sexuales existen y transitan dentro del círculo familiar aprovechándose de la confianza automática e incuestionable que adjudicamos a nuestros familiares. También revela cómo el abuso se puede convertir en un fenómeno generacional, que al no ser atendido adecuadamente puede heredarse el daño a una nueva generación. Los detalles son extremadamente escabrosos y difíciles de escuchar, pero sin ellos no podríamos comprender el gran daño que ha sufrido la familia. La fortaleza del director para hablar sobre su propia experiencia de manera tan honesta y abierta es sumamente admirable.

¿Vale la pena? Sí, porque la realidad del abuso sexual infantil es muy, muy preocupante y tenemos que romper el tabú y hablar al respecto. Urge que esta conversación ocurra más ampliamente para poder proteger a las nuevas generaciones.

Spree (2020)

Spree es una sátira de humor negro sobre la cultura de los influencers y la búsqueda de identidad y validación personal a través de las redes sociales. Es un análisis cínico que lleva su premisa hasta el extremo: ¿hasta dónde llegarían los “jóvenes de ahora” por obtener fama?. El formato visual se compone principalmente de fragmentos de videos de celular, estilo found footage, con todo y comentarios en vivo del streaming. Hace diez años esta película sería casi incomprensible y eso la hace extremadamente novedosa .

Joe Keery (conocido por Stranger Things) es totalmente creíble como un patético joven que se propone ser lo más nefasto y violento posible para ser popular en internet. Es enternecedor en un principio hasta que los cuerpos comienzan a apilarse, pero nunca deja de ser ridículamente divertido el viaje.

¿Vale la pena? Sí, si quieres ver algo gracioso y over the top.

Sputnik (2020)

En 1983 la Unión Soviética esconde gran secreto: un extraterrestre ha llegado a la Tierra dentro de uno de los astronautas de una misión espacial. La doctora Tatyana Klimova es reclutada para ayudar a encontrar la manera de controlar a la extraña creatura y su huésped. Esta original premisa ubicada en un contexto que no vemos comunmente en el cine suena muy prometedora, pero al final del día no alcanza su mayor potencial.

La mayor falla de la producción es que simplemente es muy aburrida, las actuaciones son muy monótonas (todos tienen expresión de flojera) y eso dificulta conectar con los personajes. La creatura del espacio como parásito simbiótico (un mini Venom pero sin personalidad) es novedosa pero su destino es muy anticlimático. Al final todo era simbolismo para hablar sobre lo que significa ser un héroe y cuestiones de poder durante la Guerra Fría, pero como estaba tan aburrido no quise dedicarle neuronas a pensarlo más a fondo. En las últimas escenas hay un plot twist que no aporta nada a la trama. Whatever.

¿Vale la pena? Meh. Tal vez solamente si quieres ver un thriller de ciencia ficción en otro contexto que no sea Estados Unidos.

Tell No One (2019)

A estas alturas, con tantas noticias, reportajes, documentales, investigaciones y testimonios; quien no reconozca que la Iglesia católica es una institución corrupta y criminal se está engañando a sí mismo.

Tell No One presenta el caso de Polonia, uno de los países más fervientemente católicos que existen hoy en día, donde como en tantos otros países las víctimas de abuso sexual clerical denuncian, la Iglesia finge que tomará acción y luego nada pasa; el criminal es trasladado a otra parroquia donde seguirá teniendo contacto con menores de edad.

Las imágenes y testimonios hablan por sí mismos. Lamentable, y más lamentable la gente que hace oídos sordos ante el problema.

¿Vale la pena? Tristemente sí. Mientras siga existiendo el cagadero de abuso sexual y su encubrimiento por parte de la Iglesia católica, no podemos olvidar que existe y que ha dejado incontable rastro de víctimas (en todo el mundo) temerosas de hablar. Se puede ver gratuita-y-legalmente con subtítulos en Youtube.

The Rental (2020)

Si The Rental tuviera un subtítulo ridículo sería: “El Airbnb de la muerte”. Dos parejas de jóvenes adultos rentan una casa de playa para pasar el fin de semana y como sabemos que esta es una película de terror, las cosas terminan sangrientamente mal.

La primera mitad puede resultar un poco lenta ya que no hay nada explícitamente de miedo. El director Dave Franco se toma su tiempo para pacientemente sembrar los conflictos y secretos que guardan los personajes. Una vez que la verdad va a sale a la luz, las relaciones están tan fracturadas que están condenados a fallar en su intento por salvarse del asesino que los acecha. No suelo brincar de mi asiento pero esto ocurrió una vez mientras veía The Rental.

La revelación de la identidad del asesino no es satisfactoria, pero al menos juega un poco con la ansiedad que provoca usar servicios como Airbnb, donde no hay verdaderos protocolos de seguridad y privacidad; el precio a pagar por alojamiento más barato.

¿Vale la pena? Sí, está decente. Es un slow burn pero el acto final hace que valga la pena toda la tensión acumulada.

Yes, God, Yes (2019)

Personalmente nunca me tocó ir a un retiro espiritual religioso, pero por historias que he escuchado son extremadamente similares al que Yes, God, Yes presenta; entonces me siento afortunado de no haber pasado por eso. Natalia Dyer (otra alumna de Stranger Things) interpreta a Alice, una adolescente criada en un ambiente católico estricto que comienza su despertar sexual en medio de dudas, confusión, prejuicios y una evidente falta de información. Durante un retiro de fin de semana aprenderá más sobre ella misma y sobre la hipocresía de la gente mojigata.

La película está ambientada a principios de los 2000 y cualquiera que haya sido puberto o adolescente en aquellos años se identificará con las escenas de Alice descubriendo el lado “oculto” del internet. Hasta las personas más conservadoras tienen deseos sexuales, ¿quién lo iba a pensar?

¿Vale la pena? Sí, es una comedia ligera sin grandes pretensiones.

You Don’t nomi (2019)

Showgirls de 1995 es catalogada por algunos como la peor película de todos los tiempos y alabada por otros como una obra maestra del camp. Tras el fracaso en crítica y taquilla, la película con el paso del tiempo se convirtió en un cult classic, sobre todo en la gay culture de Estados Unidos. Este documental explora este fenómeno y su evolución.

You Don’t Nomi nos ayuda a entender el contexto que propició la creación de Showgirls, principalmente la personalidad y obra del director Paul Verhoeven, quien para ese entonces ya se conocía por ser un provocador. ¿Su obra es extremadamente misógina o empoderadora (o ambas)? ¿Se trata de un espectáculo gratuito o una feroz crítica social (o ambas)? ¿Elizabeth Berkley fue una víctima? ¿A los hombres heterosexuales les prenden las mujeres que se mueven como si estuvieran convulsionando? Estas son algunas de las preguntas que plantea el documental y para las cuales no hay una sola respuesta, pero es entretenido al menos intentar responderlas.

¿Vale la pena? Sí, pero solamente si has visto y te ha gustado Showgirls. Si la odias con pasión este documental no te hará cambiar opinión.

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La controversia de Cuties: un tema complicado que no debe ser censurado

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Hablar sobre la película Mignonnes, mejor conocida como Cuties en inglés o Guapis en español, es complicado por la gran controversia y polarización que ha surgido a su alrededor, la cual dificulta una discusión crítica sobre los temas que presenta. Esta obra de Maïmouna Doucouré narra la historia de una pre-adolescente de once años llamada Amy, hija de inmigrantes senegaleses en Francia, que debido a su soledad y opresiva crianza musulmana hará todo lo posible por encajar en un grupo de niñas bailarinas urbanas, cuyas rutinas cargadas de connotaciones sexuales no son del todo apropiadas para su edad.

En México, las alarmantes estadísticas de abuso sexual infantil y embarazos adolescentes ponen en evidencia un problema social que no se ha podido atender adecuadamente. La intención de Cuties, dirigida específicamente a un público maduro, es precisamente hablar sobre cómo el fácil acceso a material audiovisual para adultos y las redes sociales contribuyen a la sexualidad distorsionada de los pre-adolescentes y adolescentes. Las escenas donde las menores actúan de manera sexualizada no son una glorificación del acto, sino un evento incómodo y a veces perturbador, tal y como lo es en el mundo real.

Es imposible ver la película y creer que es una apología de la pedofilia, ya que el guion y el lenguaje audiovisual son explícitos en cuanto a su reprobación de estos actos (la presentación final incluso muestra a un público que desaprueba el espectáculo); sin embargo tampoco romantiza las difíciles infancias de las personas desfavorecidas y marginadas. Amy y sus amigas puede ser inocentes por instantes y vulgares y agresivas en otros, como cualquier niña a esa edad dentro de ese contexto sociocultural.

Es válido cuestionarse si los encuadres y los movimientos sugestivos de los bailes son apropiados para presentarse en pantalla, o si las actrices infantiles resultaron “dañadas” psicológicamente. Preguntarse hasta donde la libertad creativa permite la presunta explotación infantil en el cine es una discusión que existe desde hace décadas. Algunas películas aclamadas por la crítica como Taxi Driver, con Jodie Foster como una prostituta infantil; o Léon: The Professional, con Natalie Portman en una problemática relación con tintes pedófilos con un asesino a sueldo; presentan a menores de edad en papeles que podrían considerarse inapropiados para su edad y en su momento causaron también controversia. Curiosamente las obras que muestran violencia ejercida por niños como Lord of the Flies o Hunger Games no suscitan el mismo nivel de indignación.

Jodie Foster (de 12 años) disfrutando su papel en Taxi Driver

No hay una respuesta contundente sobre los límites de los actores infantiles, ya que dependen de las leyes sobre el trabajo infantil del momento, la ética profesional de los involucrados y la manera en que se filman las escenas, algo que difícilmente podemos saber sin haber estado ahí o a través de un detrás de cámaras.

Quien haya visto cine europeo sabe que este tiende a ser más abierto en cuanto a temas de sexualidad comparado con las producciones de Hollywood. En el caso de Cuties, de acuerdo a declaraciones de Doucouré las niñas fueron acompañadas por un psicólogo durante la grabación y la misma directora se encargó de hablar claramente con las niñas sobre la intención de las escenas y generar un ambiente de confianza con las niñas. No hay desnudez ni escenas sexuales por parte de las niñas, como algunos medios engañosos quieren hacer creer. El contenido “controversial” es algo que se puede encontrar fácilmente en Youtube, la televisión abierta o incluso en las calles; por lo tanto es muy ingenuo afirmar que Cuties es “carnada de pedófilos”, aunque el póster inicial de Netflix sí daba esa impresión.

Podemos deducir que la extrema reacción negativa que ha tenido esta producción se debe a varias razones. La tradición cristiana que prevalece en muchos sectores conservadores propaga la idea de que los niños son criaturas asexuadas, lo cual la psicología ha desmentido ya. Actualmente existe en todo el mundo una campaña escandalizadora en contra de la “ideología de género” y Cuties es el chivo expiatorio perfecto para crear pánico social e infundir miedo (infundado) sobre la supuesta normalización de la pedofilia que buscan los movimientos progresistas feministas y LGBT+.

“This is not normal: 11 year-old girls sexualized” (conservadores llegando inesperadamente al punto)

Sí, es verdad que la sexualización infantil en los medios existe, pero las causas son múltiples e incluyen: el machismo de nuestra sociedad que alienta a los hombres juzgar a las mujeres por su atractivo sexual; la falta de espacio para voces y modelos a seguir femeninos los medios; la comodificación de los cuerpos de las mujeres para consumo masivo en la publicidad; la falta de educación sexual integral por parte de padres e instituciones educativas; los marcados estereotipos de género impuestos por la sociedad y reforzados por la religión; la misoginia inherente de las doctrinas religiosas abrahámicas; los estándares de belleza imposibles para niñas y mujeres; la falta de comunicación entre padres e hijos a causa del distanciamiento por cuestiones económico-laborales; etc. Muchas de estos temas aparecen en la película francesa y contribuyen a unir las piezas del rompecabezas que nos ayudan a entender integralmente este complejo tema.

Doucouré explica que hay tres fuerzas que influyen y forjan la personalidad en crecimiento de Amy: la cultura del internet, la cultura francesa-occidental y el islam. El aspecto religioso es uno que no ha sido discutido tan ampliamente hasta ahora. Tal parece que obligar a una niña a cumplir con el rol que le asigna su religión opresiva no causa el mismo rechazo que una niña “twerkeando”. Es verdad que una niña no debería estar actuando sexualmente sugerente hacia los adultos, pero tampoco debería ser obligada resistir los golpes de la vida pasivamente, como cuando funge como madre sustituta para sus hermanos. Podríamos llamar a la falta de atención a este y otros aspectos como indignación selectiva.

Cuties no es la causante de la pedofilia que existe en el mundo, sino un espejo que nos quiere obligar a confrontar cómo las mismas niñas pueden ponerse en una situación comprometedora y peligrosa cuando no tienen una supervisión adulta responsable y son influenciadas negativamente por su entorno y el material inapropiado que tienen a su alcance. Los grupos de ultraderecha tienen en sus manos un chivo expiatorio que usan para su beneficio con el fin de evitar hablar de las verdaderas causas de la sexualización y abuso infantil.

¡Oh no! ¿Cómo pudo Cuties provocar esto?

Gracias en parte al movimiento social que comenzó con el #MeToo, muchos abusadores ya han sido identificados, pero lamentablemente son protegidos por el poder que poseen. Son políticos, empresarios, cineastas, sacerdotes y líderes religiosos, profesores y demás personajes (incluyendo miembros de la misma familia) que abusan de su poder para actuar por encima de la ley y dañar a las infancias. Estos abusadores reales son quienes deberían recibir el rechazo social mal dirigido hacia una obra de ficción.

El miedo a hablar sobre la sexualidad también es otro factor clave en todo esto. No podemos permitir que se limite el acceso a la educación sexual para niños por los prejuicios religiosos de algunos. Los menores de edad que cuenten con un vocabulario y conocimiento de su cuerpo y el consentimiento podrán detectar y defenderse más fácilmente cuando alguien intente sobrepasarse con ellos.

Cuties es incómoda y perturbadora, pero también íntima y honesta. A través de la historia de una niña con los mismos defectos que cualquier puberto—todos hicimos muchas tonterías a esa edad —, Doucouré expone de manera osada y honesta problemáticas sociales que merecen nuestra atención. Como una buena obra de arte, invita a la reflexión. Querer “cancelarla” solo impide una saludable y urgente discusión.

Cine y TV en cuarentena 2020 (Parte 4)

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Ha pasado ya medio año (!) desde que nos vimos obligados a permanecer en casa el mayor tiempo posible para sobrellevar la pandemia. Mi salud mental no está en su mejor momento, pero estas siguientes películas y series me han ayudado a tolerar esta “nueva normalidad”.

Child’s Play (1988)

También conocida en México como Chucky: el muñeco diabólico— ¿por qué les encanta usar “diabólico” en las traducciones?—, esta película y su icónico villano son ya parte de la cultura popular y es fácil entender por qué: es un maldito muñeco grosero que mata gente. Esta primera entrega de la saga aún no se convertía en una auto-parodia por lo que no contiene tanto humor y camp como las siguientes, pero aún así es un buen nostalgia trip para recordar esos tiempos más inocentes cuando veíamos esta película en Canal 5.

Ahora tenemos que hablar del fenómeno Chucky en México: ¡¿por qué nadie ha investigado esto hasta ahora?! En el habla popular se le dice “chucky” a un niño malcriado, un reconocido jugador de futbol tiene ese apodo y a cierta líder sindical se le compara comúnmente con el muñeco. Estoy esperando un documental que nos revele por qué nuestro país ha acogido tan bien al personaje al grado de integrarlo en su cultura popular.

¿Vale la pena? Si no la has visto nunca, claro; aunque (unpopular opinion) el remake de 2019 me parece más divertido.

Class Action Park (2020)

Hombres poderosos de Wall Street, corrupción, alcohol, adolescentes cachondos y algunos muertos; ¿qué tiene que ver esto con un parque de diversiones actuático? Todo, en el caso del parque Action Park que abrió en 1978 en Vernon Nueva Jersey. Este documental narra la historia de un atractivo turístico que probablemente nunca debió de existir debido a su pésima planificación y nulas medidas de seguridad.

Las anécdotas del lugar y de la época son muy interesantes, sin embargo el documental está muy estirado y se siente tedioso. Otro punto negativo son las animaciones que utilizan para visualizar algunos eventos, ¡son horripilantes! Probablemente es el peor trabajo animado que haya visto en una producción comercial.

¿Vale la pena? Solo si la premisa te ha llamado la atención. Si durara 15 minutos menos y tuviera animaciones no tan horribles sería más fácil de recomendar.

Disclosure (2020)

Las personas trans han sido históricamente una de las minorías peor representadas en los medios y desafortunadamente esto ha contribuido a su rechazo y estigma social. Por suerte los tiempos han cambiado últimamente y Disclosure deja que mujeres y hombres trans narren la historia trans del cine y televisión y también nos cuenten desde su experiencia personal cómo les ha afectado.

¿Vale la pena? Definitivamente, necesitamos más respeto, compasión y empatía hacia la gente trans para reparar el enorme daño que han hecho los medios.

I May Destroy You (2020) *Serie*

Arabella es una escritora joven, algo desobligada y desenfrenada, que es violada después de una noche de parranda. La serie explora cómo este terrible suceso, del cual ella tiene una memoria muy borrosa, afecta su trabajo, sus relaciones personales, su sexualidad y su confianza en los demás. Aunque lo anterior pueda sonar muy dramático, Michaela Coel (la creadora, guionista y protagonista de la serie) logra equilibrar la seriedad de la situación con un humor impecable y personajes tridimensionales y francamente muy realistas y entrañables.

Así como en la vida real, no hay respuestas fáciles ni personas completamente buenas o malas, y eso es parte del deleite de esta producción. El capítulo final es completamente inesperado pero temáticamente perfecto.

¿Vale la pena? Sí, es una joya.

I’ll Be Gone in the Dark (2020) *Serie*

La escritora Michelle McNamara estaba obsesionada con las historias de asesinos seriales y crímenes sin resolver y esta serie documental de HBO, basada en el libro del mismo nombre, reconstruye su íntimo viaje personal y profesional mientras investiga al “Golden State Killer”, uno de los asesinos seriales más prolíficos y menos conocidos de Estados Unidos. A la par también vemos las historias de varias de las sobrevivientes cuyas vidas fueron trastocadas para siempre por este criminal, humanizándolas para no ser solo una estadística.

¿Vale la pena? Sí, mucho. El desarrollo de la investigación y el misterio se van revelando poco a poco de forma muy adictiva. La pasión y obsesión de Michelle por su trabajo es admirable y la vez devastadora cuando ocurre la tragedia.

Looking (2014) *Serie* + Looking: The Movie (2016)

En 2020 incluir personajes gays en una serie o película es algo sumamente común, al grado que parte del público conservador (homofóbico) considera esto forzado. No comparto la opinión de que incluir personajes LGBT+ sea innecesario, pero lo que sí me parece frustrante es que muchas veces las tramas gays, particularmente en las producciones mexicanas, se vean limitadas por la artificialidad y los clichés.

La serie Looking de HBO y la subsecuente película (que sirve como el verdadero final), sobresale por la naturalidad con la que presenta las relaciones amistosas, románticas y sexuales de sus personajes. El trío de protagonistas y su vida en San Francisco no son para nada versiones idealizadas o perfectas de hombres y vidas gays; sino tres simples amigos que se acompañan incondicionalmente en sus mejores y peores momentos.

El feeling general de Looking es como de película indie, donde lo importante son los diálogos y actuaciones, las cuales nunca caen en el melodrama. Las intenciones y motivaciones de los personajes casi siempre se encuentran entre líneas y eso, a mi parecer, te hace sentir más involucrado.

¿Vale la pena? Sí, la autenticidad y honestidad de la producción es palpable y se aprecia mucho.

Mulan (2020)

Otro remake innecesario de Disney que palidece en comparación con la película original; esta nueva Mulan peca de ser aburridísima y simplona, sin humor ni números musicales. Parece que quisieron apostar por la seriedad y grittiness, pero solo superficialmente ya que sigue siendo indudablemente para niños: no hay temas maduros, personajes complejos o siquiera sangre en las batallas.

Liu Yifei interpreta a la protagonista con la personalidad de una caja de cartón, perjudicada también por el nulo desarrollo de su personaje. Mulan es una especie de súperheroina desde el comienzo y su mayor conflicto es tener que esconder sus excepcionales poderes, todo por ser una mujer en una sociedad patriarcal.

El único villano ligeramente interesante es la bruja, pero su papel se limita a guiar (muy artificialmente) a la protagonista hacia donde tiene que ir. Por momentos el discurso parece anti-feminista, las dos mujeres principales son objetivamente más poderosas que cualquier otra persona, pero al final del día quieren servir o complacer a algún hombre, sin cuestionarse las estructuras de poder que las hacían sentir oprimidas en primer lugar.

En cuanto a aspectos positivos… ¿las fotografía está bien lograda la mayoría del tiempo?

¿Vale la pena? No. No hay magia ni corazón en esta versión, solo propagada china.

Palm Springs (2020)

Las historias de time loops siempre son (al menos) entretenidas y Palm Spring no es la excepción. La explicación del fenómeno es lo de menos, lo importante es ver cómo reaccionan los personajes cuando tienen que repetir el mismo día indefinidamente. Andy Samberg y Cristin Milioti tienen excelente química y son un deleite en pantalla. También hay algunas cuestiones éticas y existenciales interesantes que, aunque no son el enfoque principal, elevan un poco esta producción sobre otras similares.

¿Vale la pena? Sí, de preferencia con pizza y cerveza.

Cine y TV en cuarentena 2020 (Parte 3)

Mexico, Monterrey, Movies, Review, TV

Esta es la última parte de la lista. Si el mundo sigue igual tal vez me anime a hacer otra en un par de meses.

Sueño en otro idioma (2017)

Frustrantemente bella, así describiría Sueño en otro idioma. La premisa y la atmósfera son fascinantes, pero alrededor de la mitad hay un plot twist que convierte la historia en una telenovela. El final es bastante anticlimático y temáticamente todo se va a la basura; incluso parece una apología del machismo—solo hay que cambiar el género del personaje victimizado para que resulte evidente.

¿Recomendada? Sí, la primera mitad vale mucho la pena. Alguien debería escribir un fanfic que arregle la segunda mitad.

Swallow (2019)

Swallow es un thriller psicológico más inteligente de lo que parece. Hunter está casada con el esposo de sus sueños, pero la vida de ama de casa le resulta más monótona de lo que esperaba. Su vida empeora gradualmente desde el día en que decide tragar una canica, y poco a poco va ingeriendo cosas más peligrosas. No quiero decir más porque arruinaría el fascinante viaje psicológico de este personaje.

¿Recomendada? Sí, una joyita. El body horror queda sugerido pero es muy efectivo.

Tempestad (2017)

Hablar de los peores horrores del país en el cine es difícil porque se puede caer muy fácilmente en el melodrama, el sensacionalismo o la explotación de la tragedia, como en Chicuarotes que ya mencioné en la primera parte de esta lista. Este documental de Tatiana Huezo evita todo lo anterior concentrándose únicamente en las voces de las víctimas. Dos mujeres relatan cómo sus vidas fueron trastocadas irreparablemente por el crimen organizado y el ineficiente sistema de justicia mexicano. Mientras escuchamos sus experiencias vemos en pantalla tomas de paisajes naturales y urbanos que de manera simbólica reflejan y realzan el relato. Sin mostrar en ningún momento imágenes violentas, podemos hacernos una idea del infierno por el que han atravesado estas mujeres. Detrás de las cifras y noticias sobre el crimen organizado hay familias destruidas cuyas historias merecen ser escuchadas y así comenzar a sanar.

¿Recomendado? Sí. Este es terror de verdad porque es nuestra realidad.

The Assistant (2019)

El caso de Harvey Weinstein y el movimiento #MeToo acapararon los titulares hace un par de años por las escandalosas historias de abuso de poder por parte de los altos ejecutivos de Hollywood. Pero, ¿qué pasaba en estas oficinas? ¿Los empleados nunca se dieron cuenta? The Assistant nos pone en el lugar de Jane, una secretaria para un ejecutivo tipo Weinstein, y mostrando su día a día entendemos cómo el abuso pasa desapercibido o voluntariamente ignorado con tal de mantener la estabilidad laboral. Honestamente la trama es muy lenta y no ocurre mucho, es una película lenta y contemplativa que dice todo entre líneas.

¿Recomendada? Sí, pero solo si aguantas películas donde “no pasa nada”.

The Blob (1988)

Recuerdo que esta película se llamaba La mancha voraz cuando pasaban en televisión por Canal 5. Nunca la vi completa porque el gore me asustaba, pero ya de adulto resulta sumamente divertida y los efectos especiales prácticos han envejecido bien en su mayoría. La premisa es sencilla y efectiva: una masa gelatinosa comienza a absorber/matar gente, aumentando su tamaño en el proceso. Para disfrutar esta película no hay que tomarla tan en serio.

¿Recomendada? Sí, excelente para un maratón de películas de terror.

The Cat Returns (2002)

El gato regresa, como toda película de Studio Ghibli, cuenta con una dirección de arte hermosa. Fuera de eso, todo se siente muy mediocre. La historia de una niña que termina en un mundo fantástico de gatos parlantes suena prometedora, pero francamente para la mitad ya estaba tan aburrido que solo quería que terminara.

¿Recomendada? Meh, solo si ver gatitos animados (ni tan tiernos) es suficiente para entretenerte.

The Girl Who Leapt Through Time (2006)

El Blu-ray de La chica que saltaba a través del tiempo me lo topé muchas veces en tambos de supermercado y algunas veces estuve tentado a comprarlo solo porque era una película de anime barata. Después de verla en Netflix entiendo por qué estaba entre las baratijas. Una estudiante japonesa promedio descubre que puede viajar en el tiempo y no hace nada interesante con ello. La animación tiene algo muy extraño, parece que toda está rotoscopeada muy burdamente. La dirección me parece también muy mediocre: hay un uso excesivo de tomas muy abiertas con los personajes tan alejados que no vemos sus expresiones, y las composiciones de las tomas tampoco son muy interesantes, casi siempre todo se ve aburridamente centrado—¡esto es animación, la imaginación es el límite!

Ya para el final hay un plot twist que resulta muy ilógico si lo piensas más de dos segundos. La música (que está decente) y los diálogos quieren forzar una historia de amor con mensaje profundo pero no funciona. A pesar de solo durar 90 min, la película se siente eterna.

¿Recomendada? La verdad, no.

The Hitcher (1986)

¿Qué pasaría si recogieras a un extraño en la carretera y resultara ser un psicópata que te atormentará incansablemente como un terminator? Pues este thriller con tintes de terror está interesado en responder esta pregunta y el resultado es muy estresante y sangriento. No hay grandes preguntas filosóficas o temas complejos, es lo que es y ya.

¿Recomendada? Sí, si quieres ver algo que te mantendrá enganchado sin tener que pensar mucho.

The Last Exorcism (2010)

No soy muy fan del found footage ni de las películas modernas de exorcismos, sin embargo hay algo de esta película que me hace no odiarla por completo—que tenía potencial. Primero parece que hará una subversión del género, luego se retracta. Después llega un momento muy perturbador que hace parecer que escalará la intensidad y habrá un gran climax; pero no, salen los créditos. Fuck you. Fin.

¿Recomendada? Nope.

The Lodge (2019)

Hay cierto placer masoquista en ver una película depresiva; tal vez después de la desolación y desesperanza tu psique queda destruida y no le queda más que renacer y fortalecerse. Sea como sea, The Lodge es un thriller psicológico que toma su tiempo para mostrarte lo horrible que puede ser para una madre adoptiva tratar con niños que literalmente la quieren volver loca.

¿Recomendada? Si quieres sufrir un rato.

The Mist (2007)

Ya había visto The Mist hace tiempo y esta segunda vez la aprecié aún más. Una niebla misteriosa trae consigo criaturas bizarras demasiado hostiles, mientras que un grupo de personas atrapadas en un supermercado deben arreglárselas para sobrevivir y tal vez escapar. Lo interesante es que adentro de la tienda también surgirá el peligro cuando los intereses y valores de la gente entren en conflicto. Como siempre, la humanidad es un asco.

¿Recomendada? Si quieres una película sólida de sci-fi/terror.

The PRince of Egypt (1998)

Si Disney tomaba cuentos de hada clásicos y los convertía en animaciones musicales muy exitosas, Dreamworks hizo lo mismo pero con la Biblia. El príncipe de Egipto es sin duda una maravilla de la animación; por donde la veas es bella. En cuanto a historia y personajes, pues es lo que esperarías de una versión para niños de una historia de antaño.

¿Recomendada? Está bonita y no te intenta convertir.

Tiger King (2020) *Serie*

El primer éxito de Netflix durante la pandemia, Tiger King es la historia “real”—que convenientemente omite detalles para forzar su narrativa—de Joe Exotic y su bizarro mundo de crianza y tráfico de tigres y otros animales exóticos. El 99% de las personas que aparecen en la serie están mal de la cabeza y como espectadores no nos queda más que reírnos y sorprendernos de sus dramas como intentos de asesinato y suicidio.

¿Recomendada? Es basura entretenida.

Uncut Gems (2019)

Adam Sandler sabe actuar y vive una serie de eventos desafortunados. Las malas decisiones de un vendedor de joyas, guiadas por la codicia e imprudencia, llegan a una conclusión desastrosa, pero lógica y satisfactoria.

¿Recomendada? El buildup hacia el final está muy, muy bien logrado.

Unorthodox (2020) *Miniserie*

Esty es una chica de la comunidad judía ultraortodoxa de Nueva York que decide que para vivir la vida como quiere debe escapar hacia Alemania. La historia está basada en hechos reales, con sus libertades, y es muy efectiva en transmitirnos la desesperanza y urgente necesidad de huir de una vida opresiva que no quieres. En general todo está muy bien logrado y con tan solo cuatro episodios, no hay razón para no darle una oportunidad.

¿Recomendada? Mucho. Es casi lo mismo que One of Us pero la dramatización hace que sea más disfrutable.

Vivarium (2019)

Siento que Vivarium funcionaría muy bien como un corto, pues como largometraje se vuelve muy tedioso y aburrido. Una pareja joven llega a un nuevo fraccionamiento en los suburbios que tiene la pequeña inconveniencia: nunca podrás salir del vecindario por más que lo intentes. Lo que sigue es una serie de eventos bizarros que pretenden reflejar ansiedades de la juventud moderna sobre lo que significa formar una familia.

¿Recomendada? Meh, está “rara” pero no “rara interesante”.

Welcome to Chechnya (2020)

Rusia es una nación profundamente conservadora que no tolera la disidencia política o religiosa, como ya hemos visto en el documental de las Pussy Riot. La homofobia en Chechenia es tan extrema que hace unos años comenzó una persecusión de personas LGBT+ para erradicarlas de la región, con validación implícita de Putin. Este documental sigue el recorrido de algunos refugiados,que con ayuda de un grupo en Moscú, harán todo lo posible por escapar y sobrevivir.

¿Recomendado? Sí. Se le ha dado muy poca difusión a este caso en los medios masivos.

Ya no estoy aquí (2020)

Esta producción logra un buen balance entre hablar de la descomposición social y a la par mostrar una historia profundamente humana. La película ocurre durante la sangrienta guerra contra el narcotráfico del sexenio de Calderón; Ulises es un chico “kolombiano” de diecisiete años cuya vida cambia radicalmente cuando se topa con el crimen organizado y debe a escapar a Estados Unidos para salvarse a él y su familia. El ritmo es lento y contemplativo y prevalece una atmósfera de nostalgia y añoranza muy conmovedora. Es admirable que el director Fernando Frías trata con dignidad a un segmento de la población ignorado y despreciado por la “gente bien”, y revela la verdadera humanidad que todos compartimos.

¿Recomendada? Sí. Este es un lado de Monterrey que no aparece comúnmente en el cine. También es una prueba de que puedes tocar temas sociales difíciles sin caer en la explotación de la miseria (toma nota, Chicuarotes).

Cine y TV en cuarentena 2020 (Parte 2)

Monterrey, Review, TV

Continuaré con mis recomendaciones y anti-recomendaciones de lo que he estado viendo.

Inuyasha (2000) *Serie/Anime*

Inuyasha es un anime al que le tengo mucha nostalgia porque lo veía esporádicamente en Cartoon Network a principios de los 2000. Es un poco difícil definir su género: es aventura, acción, fantasía, romance, comedia y un poco de slice of life; en términos simplistas podría decir que es como un híbrido entre Dragon Ball y Ranma 1/2. Los personajes principales son tan carismáticos que verlos convivir es divertido en sí mismo (aunque el monje Miroku y su acoso sexual no envejeció bien). En medio de las peleas contra monstruos y espíritus está el drama que genera el complicado triángulo amoroso entre Inuyasha, Kagome (Aome en el doblaje) y Kikyo. El doblaje al español latino es demasiado encantador y el soundtrack es hermoso; los openings y endings son súper memorables y pegajosos. El lado negativo es que la trama puede volverse muy repetitiva (“¡Naraku escapó ooooootra vez!”) y verlo todo seguido es cansado por los excesivos recaps al principio de cada capítulo.

¿Recomendado? Sí, si estás dispuesto a invertirle mucho tiempo (casi 200 capítulos) y soportar mucho filler. El final y el viaje de los personajes es muy satisfactorio. En Amazon Prime está disponible pero con censura, por lo que recomendaría buscarlo en otras fuentes menos legales primero.

Jeffrey Epstein: Filthy Rich (2020) *Miniserie*

El caso de Jeffrey Epstein y su red de tráfico de personas, con tanta gente poderosa involucrada, es tan escandaloso que automáticamente es interesante. Esta miniserie documental se enfoca principalmente en las víctimas, logrando mostrar el daño real ocasionado a las mujeres que valientemente dan su testimonio.

¿Recomendada? Sí. Además de entender el caso, se le da voz a las víctimas.

Knives Out (2019)

Cuando no está dividiendo el fandom de Star Wars, Rian Johnson tiene muy buenas ideas. Knives Out es un un deleite, un murder mystery que parece ser sencillo en un principio pero luego toma unos giros inesperados y te mantiene constantemente intrigado. El tono cómico y las excelentes actuaciones del elenco nunca te permiten aburrirte.

¿Recomandada? Sí, mucho.

La casa de las flores (2018) *Serie*

Ya escribí sobre esta serie.

¿Recomendada? No, a menos que el fanservice queer mexicano sea suficiente para mantener tu interés por horas y horas de malos guiones.

La liga de los 5 (2020)

¿Qué tal si hubiera un grupo de superhéroes estilo Avengers pero con estereotipos del imaginario colectivo nacional? Esta película animada mexicana es el resultado de esta premisa y es tan chafa como parece. La historia está plagada de clichés, el desarrollo de personajes es prácticamente nulo y el humor es tan básico como las peores comedias de Televisa. Las voces de Mariana Treviño y Regina Blandón son un insulto a la cultura del voice acting del país. Pobres artistas y animadores, se ve que son los únicos que se esforzaron pero ni un arte interesante puede salvar algo tan podrido.

¿Recomendada? No, el entretenimiento para niños debe tener estándares también.

Mirreyes contra Godínez (2019)

Los chistes de godínez están ya tan trillados que deberían estar prohibidos. ¡Comen en tuppers! ¡Dan dinero para la tanda! La trama es sumamente predecible, con un conflicto principal y resolución tan naive que parece que ocurre en un mundo de fantasía; parece que los realizadores no quieren realmente abordar el tema de diferencias de clases. Aún así, detecto una buena intención detrás de todo esto y no me permite odiar esta película por completo.

¿Recomendada? Para hacer hate-watching, tal vez.

Monarca (2019) *Serie*

El pitch de esta serie sería: “Succession, pero en Guadalajara y en una tequilera”. Honestamente tenía muy bajas expectativas y tal vez eso jugó a mi favor para disfrutarla. La trama principal es intrigante y la crítica social tiene sus matices interesantes. Ver a Ana María (Irene Azuela) intentar dirigir una empresa en México sin caer en actos corruptos es algo a lo que tristemente mucha gente debe enfrentarse y se maneja de manera “realista” aquí. Juan Manuel Bernal interpreta a un excelente villano y tiene el arco de personaje más interesante. Lo único realmente malo es el personaje de Osvaldo Benavides siendo gay de closet; esto ya se ha visto un millón de veces y se maneja de manera tan superficial que parece que solo lo incluyeron como shock value barato.

¿Recomendada? Si viste Succession y quieres una versión similar mexicana estilo telenovela (y sin humor), esta es una buena opción.

Mucho mucho amor (2020)

Durante mi infancia recuerdo haber visto a Walter Mercado en televisión y simplemente pensar que era “raro”, además la astrología siempre me ha parecido algo banal. Este documental me abrió los ojos para entender el gran valor de esta personalidad y el mensaje de amor tan importante que quería transmitir a su audiencia, me declaro fan ahora. Ah, y Eugenio Dérbez no entiende que no entiende que su personaje es una burla, no es un homenaje.

¿Recomendado? Sí. El mundo no merecía a a alguien tan bueno como Walter Mercado.

Never Rarely Sometimes Always (2020)

Esta película presenta el viaje de una adolescente estadounidense para realizarse un aborto en NY, ya que en su estado es ilegal. El mood es el clásico del cine independiente, no hay gran melodrama o manipulación emocional, ni secuencias o tomas impresionantes; el interés recae 100% en la protagonista, quien puede llegar a ser muy antipática. Aquí no hay alguna moraleja o gran mensaje, solo un fragmento de la “realidad”.

¿Recomendada? Si te gusta el cine independiente y te interesa ver una historia sobre el tema sin que te estén sermoneando.

One of Us (2017)

La comunidad judía ortodoxa parece ser un ambiente extremadamente opresivo para quienes no se ajustan a sus estrictas reglas. Este documental presenta las historias de tres ex-judíos jasídicos tras su deserción de la comunidad. No hay mucho qué decir al respecto porque la vi después la serie Unorthodox y solo confirmó lo que ya había visto.

¿Recomendado? No, mejor ver Unorthodox, que presenta la misma situación pero de manera dramatizada.

Onward (2020)

Es un hecho que las producciones de Pixar siempre se ven bien, entonces al menos el eye candy está asegurado. Fuera de eso, todo lo demás—guion, voces, diseño de personajes, etc.—está simplemente “ok”, ni tan malo ni tan bueno. El mundo de fantasía se siente desperdiciado en una aventura poco interesante y la mayoría de los personajes se sienten annoying. El final probablemente te haga llorar si hiciste bastantísimo esfuerzo en que te importara la trama de los hermanos.

¿Recomendada? Meh.

Paddington 2 (2018)

Paddington 2 es imposible de odiar, eso es un hecho. Verla es volver a ser niño y dejarte llevar por una historia simple e inocente, con un protagonista demasiado tierno y meloso (a veces literalmente) que da muchas ganas de abrazarlo. Si necesitas luz en tiempos oscuros, este osito te ayudará.

¿Recomendada? Shí :3

Planet of the Humans (2019)

Cuando toda la energía que utilizamos venga de fuentes renovables ya no habrá contaminación y viviremos en una utopía… ¿cierto? Pues Jeff Gibbs, apadrinado por Michael Moore, dice que no; el verdadero problema es el capitalismo y su falsa idea de crecimiento inifinito. Este documental ha resultado muy controversial, con muchos detractores y uno que otro defensor. Ahora sí que como en la escuela: hay que comparar y contrastar opiniones para llegar a una propia; lo que no podemos hacer es ignorar el tema y las muy válidas preguntas que Gibbs plantea.

¿Recomendado? Sí. Debemos de quitarnos la venda de que las grandes corporaciones tienen el mejor interés por la humanidad.

Pulse (2001)

El aislamiento provocado por el internet acabará con la humanidad; al menos eso es lo que propone Pulse con su mirada sombría sobre la soledad en una naciente era de interconectividad digital. Como otras obras del mismo género, el terror es más bien psicológico; los fantasmas del internet y las desapariciones no son explicadas del todo, dejando al espectador la sensación de estar ante algo difícil de entender, lo cual resulta perturbador.

¿Recomendada? Sí, si te gusta el terror japonés clásico.

Re-Animator (1985)

Había escuchado sobre esta película de culto pero hasta ahora la vi y era justo lo que esperaba. Es horror-comedia con una trama absurda que no se toma en serio (un científico descubre cómo revivir a los muertos) y mucho gore. La manera ideal de disfrutarla es bajo el efecto del alcohol (o alguna otra sustancia) mientras comes comida chatarra. Hay una secuencia al final innecesariamente sexualizada, pero eran los 80s y a nadie le importaba.

¿Recomendada? Hmmm… sí, supongo.

Día de muertos (2019)

Después de casi 12 años cocinándose, una rivalidad ampliamente difundida con Disney y una campaña lastimera por el aplazamiento de su lanzamiento; el estudio mexicano Metacube estrenó por fin Día de muertos el año pasado. Esta película trata sobre el Día de muertos (¡!) pero inventando su propia mitología por alguna razón. La pregunta es: ¿para esto fue todo el pedo que hicieron?

Primero lo positivo: hubo artistas que recibieron un sueldo que dio de comer a sus familias y si la ves no te da cáncer. Lo negativo: todo lo demás. Sería cansado e innecesario hablar a detalle del pésimo guion que es peor que una película direct to video de Barbie; o el horrible diseño de personajes—¿Por qué casi todos son blancos? ¿A quién se le ocurrió meter estereotipos universitarios gringos?—; o de la animación tan burda; o del horrible cast de voces—debería darles vergüenza a Fernanda Castillo y Alan Estrada quitarle trabajo a verdaderos actores de doblaje. La lista podría seguir y seguir pero creo que ya me expliqué.

¿Recomendada? No, ya existe una película sobre el Día de muertos inferior a Coco y se llama El libro de la vida.

Solteras (2019)

Por las declaraciones del director Luis Javier Henaine, nieto del cómico “Capulina”, parecería que Solteras es una obra maestra de la comedia que marca un antes y un después en el cine mexicano, a la altura de los mejores trabajos de Woody Allen, con un humor inteligente y dura crítica social a las relaciones románticas contemporáneas. Y no, lo que tenemos aquí es otra historia de una whitexican insufrible sin personalidad—jamás la vemos trabajando aunque el guion menciona una vez que sí tiene empleo—cuyo único interés en la vida es casarse y decide entrar a un curso para aprender a atrapar un hombre. Finalmente descubre que no era tan importante casarse a final de cuentas. The end.

Además del guion amateur, la dirección también lo es a tal grado que distrae. La regla de los 180º se rompe tan frecuentemente que esperaba que el plot twist fuera que la protagonista tenía una enfermedad mental, pero no, solo eran malas decisiones de edición.

¿Recomendada? No, a menos que quieras aburrirte al extremo.

Cine y TV en cuarentena 2020 (Parte 1)

Movies, Review, TV

Mientras esperamos (im)pacientemente a que llegue la vacuna del COVID-19, la mayoría de las personas hemos recurrido a las películas y series para distraer nuestra mente de los problemas del mundo, o en algunos casos para informarnos mejor sobre ellos. Esta es mi breve opinión de lo que he visto desde marzo a la fecha, en orden alfabético, y si lo recomiendo o no.

A Cure for Wellness (2016)

Una película de misterio que pretende ser terror, con impecable producción pero un guion flojo e innecesariamente largo. Dane DeHaan como protagonista no tiene suficiente carisma y da una actuación tan monótona que pone a dormir.

¿Recomendada? Para curar el insomnio.

AKA Jane Roe (2020)

Este documental muestra a una mujer estadounidense común y corriente se convierte sin querer en figura pública por propiciar la legalización del aborto a nivel nacional; para después ser utilizada con fines políticos por gente de izquierda y luego de derecha. Antes de morir, cuenta por qué cambió públicamente su postura sobre el aborto.

¿Recomendado? Sí. Muestra el lado humano de una persona que fue arrastrada por las circunstancias a ser el centro de atención nacional y luego tratada como peón por los grupos de poder, incluyendo la Iglesia.

Alex Strangelove (2018)

Una comedia sosa sobre un adolescente en proceso de salir del closet como gay. Todo es muy promedio: actuaciones, guion, dirección, humor, etc. Su valor radica tal vez en el tema, pero aún así hay otras películas que lo hacen mejor.

¿Recomendada? No, ya existe Love, Simon y esta es una versión similar más chafa.

Ana (2020) *Serie*

Ya escribí sobre esta porquería.

¿Recomendada? No, ni para hacer hate-watching.

Bombshell (2019)

Basada en hechos reales y con excelentes actuaciones de Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, Bombshell es interesante simplemente por el amarillismo y morbo del caso original: las mujeres de de la cadena Fox News que demandaron por acoso sexual al CEO de la empresa. Las actuaciones son buenas, pero el guion y dirección no son nada del otro mundo. El hecho de que el personaje de Robbie sea inventado deja un sabor raro.

¿Recomendada? Está pasable si vas con bajas expectativas.

Chicuarotes (2019)

Misery porn situada en el poblado de San Gregorio Atlapulco que retrata a dos jóvenes de clase baja con apodos ridículos (nadie tiene nombre común en esta película) tomando las peores decisiones para resolver sus problemas o hacer dinero. La vida es una basura y Gael García nos lo restregará en la cara incansablemente.

¿Recomendada? No, el tono es tan melodramático y pretencioso que se percibe malintencionado. Si quiero decepcionarme de México puedo ver las noticias y ahorrarme una hora y media.

Circus of Books (2020)

Excelente documental sobre una pareja judía de clase media que inadvertidamente se convierten en productores de porno gay y figuras clave en la cultura LGBT+ de Los Angeles. Además de lo surreal de la premisa, hay una historia familiar entrañable, honesta y conmovedora.

¿Recomendada? Definitivamente.

Color Out of Space (2020)

Una película de terror cósmico basada en un cuento de H.P. Lovecraft. Nicolas Cage actúa tan ridículamente que no te puedes tomar nada tan en serio. Los efectos visuales y paleta de colores son muy novedosos y solo por eso puedo decir que me gustó.

¿Recomendada? Bajo los efectos de alguna droga o en mood de ver algo creepy/trippy con imágenes muy originales.

Cómo sobrevivir soltero (2020) *Serie*

Este intento de sitcom sobre whitexicans pretende ser un Friends o How I Met Your Mother mexicano pero fracasa enormemente. El humor es penosamente infantil y la sátira sobre la industria del entretenimiento mexicana es muy obvia y poco inteligente. Su desesperación por parecer cool se nota en los temas “controversiales” que no sabe manejar y cameos de RBD y otros artistas nacionales.

¿Recomendada? No. El plot twist del final es un insulto a la inteligencia que no se lo deseo a nadie.

Corazón contento (2018) *Serie*

Esta serie de Amazon Prime jamás la había escuchado en mi vida; es una comedia sobre tres familias mexicanas de CDMX, Monterrey y Mérida con la característica en común del sobrepeso. La selección de actores es muy refrescante porque sí parecen gente real, lo cual le da un toque de autenticidad que te permite no ser tan duro con el humor sencillo que maneja. El gimmick de la obesidad resulta un poco superficial ya que no hay consecuencias dramáticas reales de las enfermedades que desarrollan algunos personajes.

¿Recomendada? Por curiosidad tal vez; es interesante ver otros escenarios que no sean CDMX y a actores carismáticos que salen del molde tradicional.

Cure (1997)

Esta película de J-horror salió en la época de Ringu pero no es tan conocida en este lado del mundo. Un detective debe buscar al asesino de unos bizarros crímenes donde las víctimas terminan con una X cortada en el cuello. Como es común en este tipo de cine la atmósfera es perturbadora, el ritmo es lento y al final no hay explicaciones claras porque el guion es intencionalmente confuso al respecto.

¿Recomendada? Solo si eres fan del J-horror o películas de terror psicológico de ritmo lento y sin respuestas claras.

Desenfrenadas (2020) *Serie*

Ya escribí sobre ella.

¿Recomendada? Sí. Es una joya.

El hoyo (2019)

Es como El cubo, pero española y como una alegoría sobre la lucha de clases. La premisa es tan buena que no importa si algunas cosas no tienen sentido, una vez que empiezas a verla necesitas saber cómo termina.

¿Recomendada? Sí. Sientes que viste algo muy inteligente aunque tal vez no lo era tanto en retrospectiva.

El club (2019) *Serie*

Para disfrutar El club debes juzgarla como lo que es en realidad: una telenovela que han de haber pitcheado como “Breaking Bad pero con whitexicans” (sé que estoy abusando de este último término pero es la verdad). Hay infinidad de clichés y coincidencias en el guion para avanzar la trama, pero a partir de la segunda mitad todas las malas decisiones de estos chavos tienen consecuencias desastrosas que te mantienen enganchado hasta el final. Siento también que faltó un capítulo adicional como epílogo, ya que el final puede sentirse muy abrupto y te deja temáticamente insatisfecho.

¿Recomendada? Si ajustas tus expectativas a las convenciones de una telenovela. Siento que si no fuera por la acartonada actuación de Alejandro Speitzer como protagonista y al uso excesivo de flash forwards y canciones indie medio genéricas; esta pudo haber sido una producción más popular y reconocida.

El sembrador (2018)

Este documental retrata la experiencia del profesor Bartolomé y sus alumnos de primaria en una pequeña comunidad en las montañas de Chiapas. A través de sus testimonios comprendemos las dificultades pero también la importancia de la educación en zonas no urbanizadas de México. El sembrador nos muestra una cara del país que normalmente no aparece en los medios, dignificando en pantalla la vida de estas personas sin caer en manipulación emocional. Estos niños merecen un mejor país.

¿Recomendado? Sí. Tal vez no es tan entretenido, pero es una experiencia de empatía muy valiosa.

Guadalupe-Reyes (2019)

Hay películas que suenan tan malas que hay que verlas para comprobarlo. Esta es una comedia mexicana más del montón, con un humor juvenil y situaciones tan ridículas que tal vez funcionarían un poco mejor si los protagonistas fueran adolescentes, no adultos de 40+ años. No hay nada más que decir al respecto.

¿Recomendada? De manera irónica tal vez no es tan chafa con algunas otras.

Honey Boy (2019)

Shia LaBeouf necesitaba terapia y escribió esta película donde aborda la turbulenta relación con su padre, interpretado por él mismo. La trama es simple pero lo interesante es la psicología y dinámica de los personajes que elevan algo aparentemente sencillo en una producción muy emotiva. En los créditos finales aparecen fotos reales de la familia y sin darme cuenta estaba llorando.

¿Recomendada? Sí. Es una obra muy valiente y honesta que me parece digna de admiración. Si has tenido una relación complicada con tus padres es muy probable que te identifiques.

Desenfrenadas, irreverentes, feministas y con mucho corazón

Mexico, Review, TV

La primera gran señal para mí de que Desenfrenadas era algo diferente ocurre en el primer episodio cuando hay una breve participación de la reconocida actriz de doblaje Laura Torres caracterizada como Daria, un ícono feminista animado y al que ella daba voz en el doblaje al español. La serie animada marcó una generación por su excelente humor sarcástico y mordaz crítica social sobre la adolescencia estadounidense a finales de los 90, pero lo más refrescante era que el corazón de la historia residía en la amistad entre la protagonista y su mejor amiga Jane; juntas sobrellevaban los altibajos de la juventud con amor incondicional muy inspirador. Que los creadores de Desenfrenadas se esforzaran en aludir a esta animación de manera tan explícita para quien conozca la referencia (e imperceptible para quienes no) me dejó claro que estaba ante algo especial.

Debo confesar que mi intención inicial para ver esta serie de Netflix era hacer hate-watching, es decir, verla con intenciones de disfrutarla irónicamente criticando y riéndome de sus fallas. Aunque ya se había estrenado hace varios meses en la plataforma, no había escuchado a nadie hablar sobre ella. Mi impresión del trailer fue muy negativa—Otra serie mal escrita de whitexicans chiflados—pensé. Mi exploración de series mexicanas recientes me había llevado a resignarme a que la mayoría de las producciones, especialmente las comedias, son entretenimiento basura con pésimos guiones plagados de clichés y temas controversiales para estándares de señoras católicas; como en La casa de las flores, El juego de las llaves, Ana y más recientemente Cómo sobrevivir soltero (la más aborrecible de todas). Pero no, yo fui el tonto y prejuicioso porque después de hacer binge-watch de los diez capítulos de Desenfrenadas puedo decir que es de lo mejor que he visto, nacional o internacional, en años recientes. Me hizo reír y llorar, con una trama y personajes veraces e inteligentemente construidos, con un feminismo que sobrepasa los clichés y una fuerte crítica social integrada orgánicamente en la historia.

Esta serie creada por Diego Martínez Ulanosky trata sobre Vera, Rocío y Carlota, tres amigas de veintitantos años pertenecientes a una burbuja social de clase media-alta, que hacen un road trip de fin de semana de CMDX a Oaxaca topándose en el camino con Marcela, una chica oaxaqueña en serios problemas que, a punta de pistola, las obliga a darle un aventón. Esta premisa inicialmente me pareció algo problemática—la actriz principal morena como una delincuente violenta—pero finalmente funciona gracias a una cuidadosa construcción de personajes que reconoce este prejuicio y se preocupa por mostrar los motivos de cada chica para empatizar con ellas y sus motivaciones. Debajo de las groserías y el bullying light (porque sí son muy malhabladas y “llevadas”) encontramos humanidad y vulnerabilidad palpable; además, la química entre las cuatro actrices principales es tan buena que es un deleite verlas convivir.

Vera (Tessa Ia) es una aparente típica chava rica, hija de papi, que se siente con derecho a navegar por la vida haciendo lo que quiere sin sufrir consecuencias. Su introducción la retrata de manera extremadamente antipática: después de perder un ascenso en la revista de modas donde trabaja, explota y en un berrinche destruye la laptop de su rival e involuntariamente roba unos vestidos para una sesión de fotos. Para escapar de su realidad, invita a sus dos amigas a acompañarla en un viaje a Oaxaca con el fin secreto de perseguir a su fuckboy.

Rocío (Bárbara López) es una joven médica sobresaliente a punto de recibir una beca para estudiar en Suecia. Es atormentada constantemente por el recuerdo de su hermana recientemente fallecida y esto, aunado a la presión que ejerce su padre para que siga sus pasos y las dudas sobre el compromiso con su novio “Juanpi”, la llevan a aceptar la invitación de Vera para desaparecer por unos días.

Carlota (Lucía Uribe) es una chica feminista y poeta frustrada de familia judía que aún vive con sus padres sin saber qué quiere hacer de su vida. Su baja autoconfianza la hace fácilmente manipulable por Vera y así es como termina renuentemente accediendo a viajar con sus amigas. “Carli” cumple con las características estereotípicas de una feminista, desde su apariencia desaliñada hasta su manera de expresarse en sus diálogos contra el heteropatriarcado, pero al poco tiempo su caricaturización se desvanece y encontramos a una joven realmente comprometida con lo que pregona.

Marcela (Coty Camacho) vive una vida turbulenta en los barrios bajos, entre una relación extremadamente tóxica con su novio Joshua, cuidar a su hermano adolescente y la sombra del crimen organizado representada por un hombre apodado Sapo. Después de un altercado con este último es cuando por azar se cruza con el grupo de amigas y al no recibir ayuda “por las buenas” se ve obligada a intimidarlas y obligarlas a llevarla a su destino. Su introducción tal vez sí refuerza estereotipos, pero a través de los episodios reconocemos la dignidad, motivaciones y cualidades de Marcela para poder admirarla sin lástima o condescendencia. No es la “jodida” que debe ser salvada por la gente güera, más bien es un reflejo de lo que viven muchas mujeres en México.

El contexto inicial de las chavas es importante porque Ulanosky y su equipo no huyen de resaltar las evidentes diferencias de clases sociales como uno de los temas principales, sin caer en el maniqueo. Por momentos la trama se puede volver muy oscura, incluso perturbadora, sin embargo la serie no cae en el melodrama fácil. “Show, dont tell” es una regla de guionismo rara vez aplicada en las otras series mencionadas anteriormente, pero esta producción confía en el espectador para leer entre líneas las intenciones de los personajes y recompensar al espectador que haya puesto atención. El lazo entre Vera y Marcela en particular está muy bien logrado y, lo más importante, es creíble y lógico. El fuerte drama es digerible por el contraste con los momentos más contemplativos y divertidos, pero sobre todo gracias al humor irreverente.

La reciente controversia sobre la comedia racista-clasista en México llevó a muchos comediantes, actores y otras figuras públicas a declarar que el humor está muerto debido a la corrección política y las generaciones tan sensibles de ahora. Quienes piensan así debería voltear a ver a Desenfrenadas y aprenderle algo. Su humor toca temas temas “polémicos” como clasismo, racismo, privilegio, feminismo y la inseguridad del país; con el acierto de no usar a las personas desfavorecidas como objeto de burla, sino crear el humor a través de los choques de personalidades, y una mezcla de groserías y spanglish. Las veces que alguien actúa de manera racista o clasista, la burla es hacia la persona prejuiciosa, como debe ser.

Un problema de otras producciones contemporáneas es que se autoproclaman feministas con bombo y platillo cuando en realidad manejan el tema de manera muy torpe o limitada. Películas como Cindy la regia o series como La casa de las llaves y Ana parece que solamente basan su empoderamiento en la libertad personal, con mayor énfasis en el sexo sin compromiso o encuentros lésbicos. Y sí, es verdad que la liberación sexual femenina es todavía algo transgresor en cine y televisión de un país conservador como México, pero limitarse a este aspecto reduce el movimiento social a algo individualista. Además de con quién se acuestan o a quién le mandan nudes, Desenfrenadas no olvida mostrar la parte interpersonal del feminismo: las relaciones de apoyo entre mujeres están inscritas en el ADN de la trama.

Vera, Rocío, Carlota y Marcela son personajes refrescantes porque no están para nada idealizadas. Desde el primer episodio entendemos que son capaces de ser desconsideradas y tomar (muchas) malas decisiones. Entre ellas manejan un humor incisivo y se “pendejean” mutuamente todo el tiempo. Por otro lado, una y otra vez somos testigos del apoyo y amor que comparten para sobrellevar las dificultades que atraviesan. La interseccionalidad del feminismo es evidente cuando las chicas de CDMX son confrontadas con su privilegio y eventualmente lo utilizan para ayudar a Marcela. Al final de la serie la amistad entre las cuatro mujeres se siente real y satisfactoria porque se ha solidificado a través de la sororidad y los momentos, buenos y malos, que compartieron.

Si he hablado mucho sobre los temas y personajes es porque son el highlight de la serie para mí—se merecen que les echen mil flores—pero audiovisualmente también es un deleite. El soundtrack cuenta con música de artistas, muchas femeninas, en español con propuestas de rock-pop-electrónica muy cool (y un reguetón chusco por ahí). La dirección, edición, fotografía y dirección de arte son impecables. Los episodios son cortos pero utilizan el tiempo muy efectivamente, siendo raro que haya escenas que no avancen la trama o no contribuyan al desarrollo de personajes. Incluso un episodio que podría parecer filler, en el cual las amigas terminan en poblado pequeño en medio de una tormenta, tiene una carga simbólica enorme y pone en evidencia el gran avance en los arcos de personaje de las cuatro protagonistas.

Quien se sienta decepcionado o desilusionado por la basura mexicana de Netflix, Amazon Prime y demás, debe darle la oportunidad a esta serie. En un mundo ideal todo mundo estaría hablando y discutiendo esta joya. Realmente espero que produzcan una segunda temporada para retomar los cabos sueltos de la trama, pero sobre todo porque confío en que el equipo de Desenfrenadas aún tiene mucho que decir de manera inteligente, graciosa y humana. Vera, Rocío, Carlota y Marcela son the real deal.

Novedad y decadencia: La casa de las flores y su jotería

LGBT, Mexico, TV
La casa de las flores, descripción gráfica

Ver la recién concluida serie La casa de las flores es como comer Doritos Rainbows, es ingerir comida chatarra de colores arcoíris envuelta en un empaque pro LGBT+. Su variedad personajes y temas queer, entendiéndolo como lo referente a la diversidad sexual y de género, son un hito en la televisión mainstream producida en México e indudablemente esto tiene su mérito, pero las deficiencias en guion, construcción de personajes y falta profundidad temática hacen de esta una producción muy superficial como obra completa. A continuación expresaré mis impresiones generales de la serie, especialmente sobre su manejo de lo queer y los personajes de María José, Julián y Diego.  

Sutileza

Primera temporada: telenovela con jotería fresca

Si hay algo que se le debe reconocer a la serie de Manolo Caro es su estilo camp bien definido y logrado. Dicho en términos simples, el camp es la jotería de la serie, sin entender esto como algo negativo o despectivo; es la estética y sensibilidad propia de la cultura LGBT+ en México. La serie aprovecha al máximo un repertorio de influencias como las telenovelas mexicanas de antaño, música pop en español, la estética de Pedro Almodóvar, la provocación y erotización del cuerpo masculino a la Ryan Murphy y la comedia vulgar mexicana, para consolidar su producto como una “telenovela millenial”.

La premisa de la serie es muy efectiva: tras el suicidio de la amante de Ernesto De la Mora, su familia debe mantenerse unida para sacar al patriarca de la cárcel y mantener a flote los negocios familiares, mientras los secretos que han guardado a través del tiempo salen a relucir. Las historias de familias disfuncionales de clase alta que se desviven por aparentar ser perfectas son ya un cliché de la televisión y cine mexicano, pero la diferencia radica en que La casa de las flores se regocija en las libertades que le permite Netflix para ser más irreverente y arriesgada, valiéndose de sátira, humor negro, desnudos, groserías y apertura de temas queer, que mezclados con giros de trama escandalosos propios de una telenovela crearon una divertida, morbosa y fácilmente digerible primera temporada.

Esto no lo tiene Televisa.

Si hubo un personaje sobresaliente en la primera temporada, que no fuera por su factor “memeable”, sería María José (interpretada por Paco León), una mujer trans que es abogada y cuyo papel en la historia salía de los estereotipos al no girar en torno a su transición, las dudas sobre identidad de género o la violencia que recibía. De entrada, ella ya se presentaba con naturalidad y dignidad para poder participar en la historia ayudando a sacar a Ernesto de la cárcel y lidiando con el reencuentro sentimental con su ex-esposa Paulina y Bruno, el hijo que procrearon.

A través de flashbacks obtenemos un vistazo al difícil momento en el que la pareja se separa, pero en el presente María José y Paulina se muestran más maduras, se perdonan mutuamente y reavivan su relación. En el último capítulo la familia decide mudarse a España para alejarse de los problemas y empezar de nuevo los tres juntos. A mí parecer, este personaje fue un gran acierto y un indicio de que la serie podría ir a lugares interesantes.

María José y Paulina

Los otros personajes queer con mayor relevancia son la pareja de el hijo menor De la Mora, Julián (sosamente interpretado por Dario Yazbek), un nini viviendo a costa de la familia, y Diego (Juan Pablo Medina), el asesor financiero familiar. La bisexualidad de Julián y mostrar abiertamente la vida sexual de una pareja gay con notable diferencia de edad es uno de varios méritos automáticos para la serie. Después de una obligada trama de salida del clóset y la aparente ruptura de los amantes, solo el tiempo diría si sus historias se encaminarían por rumbos más interesantes.

Si bien la primera temporada tiene sus aspectos criticables, como la controversia sobre un actor cis interpretando un personaje trans o el nulo carisma de Aislinn Derbez, las bases estaban bien cimentadas para una segunda temporada que podría ir en muchas direcciones. Pero al poco tiempo dos factores marcaron el inicio del fin: Verónica Castro no regresaría para más episodios y la serie sería víctima de su propio éxito, dando prioridad en el guion a complacer al público con lo que funcionó anteriormente y evitando ahondar en la complejidad de sus temas.

Segunda temporada: fanservice y personajes sin rumbo

A partir de la segunda temporada, la serie se convierte en una caricatura. La trama, en vez de estar sustentada en lógica del mundo real, prefiere generar y solucionar artificialmente los problemas. Un claro ejemplo de esto es que en los primeros capítulos, la familia debe idear un plan para recuperar el cabaret perdido, pero eventualmente Diego lo recupera tras apostar con el nuevo dueño en un evento que ni siquiera es mostrado en pantalla, solo se menciona y debemos aceptarlo sin pensar. Los personajes y su contexto mudan poco a poco a una hiperrealidad, anteriormente reservada para números musicales, donde todo puede ocurrir y nada debe tomarse en serio. Las tramas de la secta y el concurso de talento son tan absurdas y de un humor tan infantil que dan pena ajena y no vale la pena mencionarlas de nuevo.

Ya nada importa o debe tomarse en serio después de esta escena.

Aquello que funcionó con las audiencias en redes sociales se subió de nivel. Si Paulina de la Mora hablaba graciosamente, ahora su “acento” será más marcado; si “salúdame al Cacas” dio risa, usaremos a este personaje para que mencionen su apodo regularmente; si les gustó el soundtrack, ahora habrá más momentos musicales. Esto es fanservice: complacer a las audiencias de manera superficial. Puede ser gracioso de vez en cuando y hasta disfrutable, pero en este caso solo es maquillaje para cubrir defectos.

Afortunadamente para María José, su personaje sale bien librado en esta temporada. A su regreso a México tiene una breve pero valiosa interacción con las imitadoras drag del cabaret, ayudando a “Gloria Trevi” a cambiar sus documentos de identidad. Es una situación un poco melosa tal vez, pero me parece que se representó con buenas y honestas intenciones. El mayor problema para la abogada es la extraña e incómoda relación con su hermana Purificación, cuyos motivos se mantienen en misterio por el momento y serán revelados hasta la tercera temporada.

Creo que aquí debía decir “nosotras”.

Otro pequeño acierto de estos episodios es cuando Paulina busca a las imitadoras para reincorporarlas al cabaret. Brevemente les observamos en sus contextos sociales fuera de personaje, un toque necesario para humanizar y darle más profundidad a estos personajes, que lamentablemente no volverán a tener después.

En cuanto a Julián, su ex-novia lo sorprende con un embarazo que pretende adjudicarle, pero luego se descubre que no es de él. Por algunos capítulos el hijo menor De la Mora recapacita sobre su vida y quiere superarse, pero al carecer de habilidades o intereses más que el sexo, se convierte temporalmente en escort. Esto se presenta de manera chusca y sin consecuencias de ningún tipo, por lo que a la larga es intrascendente. Su momento para ser útil es cuando sugiere incorporar strippers masculinos al cabaret.

Por otro lado, Diego se reencuentra con Julián para aclarar que él no ha robado el dinero de la familia y retoman su relación, hasta llegar a convivir brevemente con la bebé y sentirse como padres por un momento. Debemos creer que esto activa los instintos paternales de ambos y deciden que quieren tener un hijo biológico juntos. ¿Será esto una decisión correcta? ¿Es sensato fomentar este deseo de Julián dada su inmadurez e inestabilidad económica y emocional? A la serie no le incumbe cuestionarse esto y Diego coge en secreto con su cuñada Elena para embarazarla (con su consentimiento) y hacerle el favor a la pareja. Ah, y también él es encarcelado, pero no importa porque sale libre casi inmediatamente.

Heteronormatividad

Al menos solo queda una temporada más, esto no se puede poner peor, ¿cierto? (Spoiler alert: sí)

Tercera temporada: un spinoff repentino y un final mediocre

La tercera temporada toma los peores aspectos de la segunda y los amplifica. El fanservice se convierte en un atractivo principal de la serie y llega a tal grado de ridiculez que ahora ocasionalmente los personajes incorporan letras de canciones pop o memes en sus diálogos.

Es gracioso (¿?) porque es una referencia.

Lo único que salva este bodrio de ser un completo desastre es una serie de flashbacks sobre la juventud de Virginia de la Mora. Ya que Verónica Castro nunca regresará a la serie, los guionistas insertan una historia que ocurre en los años 70s para explorar el backstory de su personaje. Viéndolo de manera independiente, estos flashbacks me parecen bien logrados, con buena ambientación y ofreciendo un vistazo (un poco forzado tal vez) a la cultura queer y homofobia de la época. Las versiones jóvenes de los personajes son muy convincentes y colorean mejor su psicología en el presente.

Un nuevo personaje introducido en el pasado es Pato (Christian Chávez), un chico gay del círculo social de Virginia. Aunque nunca habíamos escuchado sobre él anteriormente, resulta que ha jugado un papel muy importante en la vida de la familia De la Mora. Es el verdadero padre de Paulina, descubrió el secreto de la muerte del padre de Virginia, introdujo a todos en el movimiento LGBT+ de la época e incluso debemos asumir que gracias a él Ernesto adquirió un gusto por el drag que lo lleva a manejar un cabaret en su adultez. Para sustentar todo este peso en la historia, se le da mucho tiempo en pantalla a Pato (para desfortuna de otros personajes principales), lo cual no necesariamente es un error. Su trágica historia de amor, aunque puede ser predecible, está decentemente desarrollada y con un muy gráfico crimen de odio nos recuerda que antes las cosas eran peores para los gays.

Crítica social

Todo lo que ocurre en flashbacks parece más bien un spinoff porque, aparte del cambio brusco de tono, los eventos del pasado tienen poca repercusión tangible en el presente, probablemente porque los dos personajes que reciben mayor atención, Virginia y Pato, ya están muertos. De haber ocurrido en la primera temporada o en una película, esto pudo haberse sentido más sólido. Los paralelismos entre el pasado y el presente son a lo mucho superficiales. La motivación de la abuela, una nueva villana de la temporada, no adquiere alguna nueva dimensión y el esclarecimiento del crimen de odio hacia Pato tampoco importa; el hecho de que Paulina descubra la verdad sobre su padre podría no haberse incluido y no cambiaría nada de la conclusión de su personaje.

Cualquier oportunidad es buena para hacer un montaje de transformación drag.

Contrario a la seriedad de los flashbacks, los demás personajes queer viven en un mundo de caricatura. María José tiene una nueva relación, que parece sacada de la manga, con una mujer llamada Kim, quien abusa de su hijo trans para obtener atención… o algo por el estilo. María José, quien anteriormente era altamente empática y centrada, observa una escena de maltrato y en lugar de ayudar al niño, corta con Kim y estos nuevos personajes desaparecen. Esta situación parece que era solamente un obstáculo artificial para postergar su regreso con Paulina. La trivialización de la violencia trans, sobre todo por parte de uno los pocos personajes genuinamente buenos en la serie me pareció de pésimo gusto por parte de los guionistas.

Violencia infantil-trans como chiste

Al principio de la temporada y de nuevo en el último capítulo, María José saca a Paulina de la cárcel mediante corrupción. En México todo se puede con dinero, es lo que nos dicen en un principio de manera factual, no como algo negativo. Entonces no debemos cuestionarnos el actuar de la abogada, simplemente estar satisfechos con su tenacidad para salvar a su prometida. María José y Paulina se casan en el final de la serie y gracias a la química de los actores podemos sentirnos felices por la pareja e ignorar el viaje sin sentido por el que atravesaron en los últimos capítulos resolviendo el misterio de Pato. Una boda entre una mujer trans y una mujer cis sí es algo nunca antes visto en series mexicanas, pero es una lástima que ocurre entre un mar de sinstentidos, como el de que su hijo tuvo una fugaz carrera en un grupo musical sin la supervisión de sus madres.

Sobre Purificación, María José se muestra muy compasiva con ella ya que, nos enteramos, padece una enfermedad mental no especificada. Estas interacciones más que interesantes son desesperantes, ya que “Puri” es una villana unidimensional sin una sola cualidad. La dinámica entre hermanas es hueca y tediosa a pesar del esfuerzo actoral de Paco León por parecer que le importa. Creo que intentaban emular a una villana despiadada de telenovela, pero su poco desarrollo e involucramiento con otros miembros de la familia De la Mora hace que su presencia se sienta como una molestia, que se resuelve anticlimáticamente con un fantasma.

Probablemente la peor trama de toda la serie es la de Diego ingresando voluntariamente a terapia de conversión porque está urgido por procrear y no puede esperar a que Elena se recupere del coma. Tras reencontrarse con sus padres para darles la noticia de que tendrán un nieto, ellos lo siguen rechazando por su sexualidad, por lo que Diego toma la decisión más lógica y madura, ingresar a un programa de varios meses que su primo asegura puede cambiar su sexualidad y con esto poder tener una familia “normal” con una mujer. Esto suena tan absurdo e inverosímil para el personaje que tengo la teoría que era una parte de la historia de Pato en los flashbacks, pero por alguna razón se lo adjudicaron a Diego.

Una persona que dice eso jamás iría a una terapia de conversión.

El manejo de la situación es tan pobre y desafortunado que trivializa un fenómeno que sigue existiendo en nuestro país y causa graves y duraderos daños psicológicos a quien lo vive. Abordar un tema tan delicado requiere un compromiso y responsabilidad que simplemente no tienen los guionistas de esta serie. Dos episodios seguidos terminan con él recibiendo electroshocks (¿realmente se siguen utilizando hoy en día?) y en su estadía tiene una cita con una mujer mientras es observado por un grupo de personas detrás de un espejo de doble vista.

La manera lógica de lograrlo

Finalmente es Elena embarazada, acompañada de Julián, quien convence a los padres de Diego que lo saquen de ese lugar. La pareja de hombres declara que su amor es más fuerte que antes y Elena queda tan conmovida que quiere compartir la crianza del bebé con ellos, y con un repartidor de Rappi (digo, Rabbit) que acaba de conocer. Diego llora en su bañera en una escena que dura unos segundos y luego todo se olvida cuando nace el bebé. Todos serán muy felices.

Tal vez la intención era darle a Julián y Diego un final de telenovela pero subversivo: “la pareja gay forma una familia… ¡pero de cuatro!”, sin embargo el build-up es pobre y no considera la lógica ni consecuencias de los eventos que acaban de ocurrir. La serie tampoco está interesada deconstruir estas ideas heteronormadas y románticas, sino al contrario, parece validarlas: los problemas de una pareja inestable se resolverán formando una familia con hijos.

Conclusión: todo se marchita

Ignoro qué tanto del bajón de calidad de la segunda y tercera temporada se deba a la salida de Verónica Castro y los ajustes que se hayan tenido que hacer al guion, pero el producto final es el que habla por sí mismo. La casa de las flores llenó un vacío que existía en las producciones mexicanas, aportando una estética, humor y temas frescos para el público nacional, pero ser el primero en algo no debe automáticamente considerarse como de buena calidad.

Aunque el camp es un estilo válido así como usar las telenovelas como influencia, esto no es una excusa para escribir guiones incoherentes. Parece que ya al final la serie se preocupó más por crear escenas que sirvieran para memes o gifs en lugar de contar una historia convincente. La casa de las flores es hasta ahora la mejor serie queer mexicana, simplemente porque no existe otra. Manolo Caro y otros realizadores deben superar este primer intento y mejorar sus producciones queer. El público merece más que Doritos Rainbows.

Un fantasma salva el día. ¡VIVA MÉXICO!